¿Te suena a chino eso de TIN y TAE cuando estás buscando un préstamo? Tranqui, no eres el único. Estos acrónimos pueden sonar como un lío, pero son clave para entender cuánto te costará realmente pedir dinero prestado. Así que, ponte cómodo y toma nota, ¡te vamos a contar todo sobre el TIN y el TAE y cómo pueden influir en tu préstamo!

¿Qué es el TIN y la TAE en un préstamo?

Primero, dejemos claro qué significan estas siglas. El TIN es el Tipo de Interés Nominal, es decir, la cantidad que tendremos que abonar en forma de intereses por el dinero que nos han prestado. El TIN no tiene en cuenta ningún tipo de gasto asociado a la operación, únicamente es el interés que se ha acordado con la entidad financiera para la operación.

La TAE (Tasa Anual Equivalente), indica el coste real del crédito (incluye: tipo de interés, comisiones y gastos a cargo del consumidor y el seguro, en caso de que este sea obligatorio para contratar el crédito). Es importante que sepas que no incluye los gastos que tendrías que pagar por el incumplimiento de alguna de las obligaciones (retraso o impago de alguna mensualidad).

La TAE permite comparar el coste de un crédito con el de otro crédito y así saber cuál de los dos es más favorable.

¿En qué se diferencian el TIN y el TAE?

La diferencia clave entre el TIN y el TAE es que el TIN solo contempla los intereses, mientras que el TAE abarca todo: comisiones, gastos, etc. El TIN te da una idea del porcentaje de intereses que pagarás, pero no cuenta toda la historia. El TAE, en cambio, te da una imagen más completa del coste real del préstamo.

El TIN es como el actor principal en una peli, pero el TAE es el elenco completo. Mientras que el TIN te dice cuánto pagarás por el dinero prestado, el TAE te muestra el panorama completo, incluyendo los gastos adicionales.

Que el TIN y la TAE sean conceptos que suelen aparecer juntos no es ninguna casualidad, ya que afectan al mismo tipo de productos. La TAE, de hecho, engloba al TIN.

¿Cómo calcular la TAE de un préstamo?

La TAE nos da el coste real de la operación, pues incluye comisiones, por lo que ofrece una información más exacta sobre el coste real de la operación”, resume Sánchez Quinzá Torroja. Es decir, aunque es importante comprobar el TIN, será la TAE la que ofrezca una imagen más precisa de lo que gastaremos.

Aunque, por ley, la TAE debe constar en contratos o publicidad de productos bancarios, entre otros lugares, el consumidor puede también hacer su propio cálculo de la TAE.

La fórmula matemática es algo compleja —TAE= (1 + r/f)f-1, donde r es el TIN y f la frecuencia de los pagos—, pero el Portal Cliente Bancario del Banco de España tiene su propio simulador que calcula la TAE de un producto tras introducir algunos datos (también es posible calcular la cuota mensual a partir del TIN y otra información).

¿Qué significa esto para tu préstamo?

Al final del día, el TIN y el TAE son como esa luz en la oscuridad financiera que te dice cuánto te costará realmente pedir un préstamo. El TIN te muestra el interés básico, mientras que el TAE te da el panorama completo, incluyendo todos esos gastos que podrían esconderse bajo la alfombra.

Si eres cliente de Yoigo el TIN y TAE te sale más económico, un punto porcentual por debajo. Por ejemplo, si solicitas con MoneyGO 15.000€ a 96 meses el TIN es 11,50% y el TAE 13,13%, pero si eres de Yoigo sería 10,5% TIN y 12% TAE. Y ojo porque puedes simular tu préstamo.

Así que, la próxima vez que busques un préstamo, no te dejes impresionar solo por un número bonito de TIN. Asegúrate de echarle un ojo al TAE para tener una idea más realista del costo total. Y recuerda, ¡leer la letra pequeña siempre es una buena idea cuando se trata de finanzas!

¿Cómo afectan al consumidor?

Saber qué significan exactamente ambos conceptos es importante para “conocer tanto los intereses como el coste real de la operación”, señala Sánchez Quinzá Torroja, lo que ayuda a no dejarse llevar por reclamos que no dicen toda la verdad.